martes, 6 de noviembre de 2012

La afortunada Chistera Negra


Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si queréis probar el carácter de un hombre, dadle poder.

Uno de mis comienzos lectores, consistió en la lectura de una enciclopedia de biografías que procuraba resumir en 2 o 3 hojas la vida de personajes ilustres o importantes, ( por desgracia no es lo mismo ), imposible. Entre muchas, la que más me llamó la atención, fue la de un tal Abraham Lincoln, más concretamente como alcanzó la presidencia más importante de la Tierra.
Se cumple hoy 152 años de su proclamación como el primer presidente Republicano, pero poca gente conoce como fueron las circunstancias del destino, las que hicieron que un ciudadano “corriente” de chistera negra se transformara en el hombre más poderoso del mundo.
Todo empezó cuando su hijo Robert suspendió 15 de las 16 asignatura en la Universidad, ( un fiera el joven ), y Abrahan Lincoln, que no estaba entre los favoritos a liderar el partido, decidió viajar a New York a dar ánimos a su hijo. La casualidad hizo que le ofrecieran dar una conferencia en Brooklyn, idea que le interesó porque quería seguir en contacto con el público y porque necesitaba el dinero acordado para paliar su maltrecha economía. Aceptó hablar de temas comprometidos, lo que supuso un interés creciente. Tanto es así, que pese a la tormentosa noche del 27 de Febrero de 1860, más de dos mil personas acudieron a escucharlo. Habló durante casi dos horas, mantuvo al auditorio enmudecido, y al finalizar, el público estalló en un impetuoso aplauso. Al día siguiente, los periódicos de la capital recogieron el discurso entero, lo que supuso un auge en su popularidad que le condujo a realizar otros 11 discursos más en la siguiente semana, con un resultado igualmente clamorosos. Si su hijo hubiera sido un alumno aplicado, el supresor de la esclavitud Norteamericana nunca habría ejercido su importante rol
Desde entonces, su carrera fue fulminante, siendo elegido candidato del partido en la Convención de Chicago de Mayo. De nuevo, aquella chistera negra tendría la fortuna de su lado. William Seward, el gran favorito tuvo que ver como las papeletas de voto no estaban listas y se aplazó la votación a la mañana siguiente. Este hecho fue aprovechado por los partidarios de Lincoln, quienes en una operación de pasillo sin precedentes, consiguieron convencer y negociar apoyos para situar a su candidato en la primera fila.

Por desgracia, esa misma fortuna le abandonó al convertirle en el primer Presidente Norteamericano asesinado, 5 años más tarde. Sin embargo dejó frases tan significativas como:

Recuerda siempre que tu propia resolución de triunfar es más importante que cualquier otra cosa.

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