miércoles, 31 de diciembre de 2014

Auténtico observador: Mi viaje a India


Cuenta una antigua leyenda hindú que hubo un tiempo en el que todos los hombres que vivían sobre la Tierra eran dioses. Pero el abuso que hicieron de su divinidad enfureció a Brahma, el dios supremo, tanto que decidió privarlos del aliento divino del que gozaban. Propuso esconderlo donde jamás pudieran encontrarlo y emplearlo nuevamente para el mal. Para buscar ese recóndito lugar, convocó a todos los dioses menores. Primero propusieron esconder la divinidad del hombre en lo profundo de la tierra pero Brahma se negó porque el hombre cavará profundamente en la tierra y lo terminará encontrando. Entonces los dioses propusieron sumergirlo en lo más profundo de los océanos pero dijo Brahma, "que tarde o temprano el hombre aprenderá a sumergirse en el océano y también allí lo encontrará". Entonces los dioses menores optaron por esconderlo en la montaña más alta, sin embargo Brahma volvió a replicar, "porque un día el hombre subirá a todas las montañas de la tierra y capturará de nuevo su aliento divino". Los dioses menores, desconcertados, se dieron por vencidos, y dijo Brahma: "Escondedla dentro del hombre mismo; jamás pensará en buscarla allí". Y así lo hicieron. Oculto en el interior de cada ser humano hay un algo divino. Y desde la noche de los tiempos, dice la leyenda, que el hombre ha recorrido la tierra, ha bajado a los océanos, ha subido a las montañas buscando esa cualidad que lo hace semejante a Dios y que todo el tiempo ha llevado siempre en su interior.

El objetivo de mi reciente viaje a India, no ha sido buscar esa cualidad divina que se esconde en nuestro interior, aunque si he podido explorarlo bastante. Si no disfrutar de una aventura nueva en un mundo completamente diferente al nuestro.
Me resulta imposible poder resumir, a la vez que explicar y detallar, todo lo que he vivido, conocido y descubierto en esos 15 días. Por tanto, he decidido concentrarlo en una pequeña muestra, describiendo el top 5 de mejores momentos durante mi experiencia hindú:
En quinto lugar, “la llegada”. Es lo mejor de India, la primera vez, la primera impresión, el primer golpe. Nada más salir del aeropuerto me estaban esperando cientos de indios que observaban a todo el que salía, (seguro que la mayoría no esperaban a nadie, sólo estaban cotilleando). Estampa surrealista, con un calor y humedad severo, una masa de gente mirándome como si yo fuera…  si! en realidad el raro y exótico en ese lugar era yo. Desde allí mi ruta hasta la casa donde me alojada fue en un estrambótico rickshaw, con el que, durante una hora, fuimos esquivando motos, adelantando elefantes y sesteando coches.


En cuarto lugar elijo algo más tranquilo, el atardecer en black beach. Una playa paradisiaca, de arenas negras y marrones, con el sol poniéndose y un mar bastante embravecido. El revoltoso Índico me obligó a ver el atardecer desde la orilla, ya que en sus aguas llevaba ya varios revolcones que dejaban de ser graciosos… Creo que, junto con el atardecer en la mítica Estambul, es la mejor puesta de sol que he visto.

Cuando estás en India eres incapaz de evitar envolverte en un aire místico, en tercer lugar sitúo el encuentro con Amma, Mata Amritanandamayi Devi . Considerada por los hindús como una divinidad corpórea, se trata de la última gurú viva en la India, a la altura de Sivananda, Shivaguiri, Osho y otros más. Famosa por la energía que transmite cuando abraza, fuimos a conocer su ashram un día en el que no estaba previsto ningún encuentro. Después de una paliza de 2 horas en moto, cruzando ciudades donde la verdadera jungla está en las calles y no en sus bosques frondosos, nuestra proeza tuvo recompensa. En un hall inmenso, donde reposaban más 300 personas, se encontraba presidiendo el Amma. Todo fue muy rápido, pero lo único que sé es que de repente nos vimos empujados hasta la misma mesa donde se encontraba la mujer divina, la cual nos sirvió de sus propias manos la comida que tomamos. Fue muy emocionante e intenso, pero reconozco que no lo viví como lo hubiera hecho cualquier  de esas personas que viven una enorme devoción hacia esta mujer.

Como suele ocurrir, las mejores experiencias son las que surgen sin planearse. En segunda posición elijo el puesto improvisado de forja. Imaginad ir en moto por un pueblo indio y de repente, a un lado de la acera, se amontona la gente para observar un puesto familiar. Un grupo de 8 o 10 personas estaban forjando herramientas de hierro y vendiéndolas. Lo más impresionante era que se trataba del proceso completo de fabricación. Las mujeres movían una polea cuyo giro provocaba una fricción que expulsaba calor, este calor era aprovechado para moldear las herramientas a la vez que se daban forma a martillazos sobre un yunque. Cada herramienta que estaba lista se ponía en una tela a la vista de todos para pujar por ella. Un espectáculo incluso para los indios…

Pero el mejor momento fue la visita a un colegio. Por supuesto tampoco fue planeado. Mientras íbamos en moto por un poblado perdido, paramos de repente frente a un colegio infantil cuyos niños estaban a esa hora en el recreo. Sólo hizo falta parar la moto para que todo se revolucionara. Viendo el pueblo perdido en el que estábamos y la reacción de los chavales, apuesto a que muy pocos habían visto antes a un occidental. Entramos en el colegio y todo se desmadró. No creo que llegara a más de 5 minutos nuestra pequeña visita, pero el ajetreo de los niños lo convirtió en una experiencia memorable. Un baño de masas donde decenas de manos te saludaban, nos preguntaban  nuestros nombres, te enseñaban sus aulas etc. ante la presencia del asombrado profesor que, como nosotros, estaba superado por la situación de alegría incontrolada de los niños. Fue tan absorbente, que no me acordé de sacar la cámara de fotos hasta que nos montamos de nuevo en la moto. Decidiendo que era mejor dejarlo así, sin imágenes.

Por supuesto visité sitios increíbles como los backwaters de Allepey o los pueblos de pescadores, comí manjares exquisitos y conocí a gente interesantísima y encantadora.


El poeta alemán Novalis decía que "el auténtico observador contempla tranquila y despreocupadamente los nuevos tiempos revolucionarios". Y esa es la perfecta definición de India, auténtico observador.

domingo, 10 de agosto de 2014

Especie en extinción: ser humano


Israelitas y palestinos se matan frenéticamente, Rusia sube la tensión mundial, EEUU y la UE buscan otros clientes a los que vender armas y en África el ébola avanza matando personas mientras empresas farmacéuticas se frotan las manos ante el “negocio”.

En este contexto mundial comencé a leerme el libro “Los grandes personajes de la historia”, escrito y editado por el canal temático Historia. Siempre me ha gustado leer biografías de personajes ilustres, y no tan ilustres, que influyeron de una manera u otra en la sociedad. Sobre todo me atraen aquellos que te cuentan los aspectos más importantes de estas celebridades en un espacio más o menos reducido. Mi interés por estos personajes, excepto en casos aislados, no supera las 15 o 20 hojas. Por eso, disfruto con este tipo de libros donde se puede aprender y entender, que no justificar, algunas actitudes, decisiones, comportamientos o personalidades de difícil comprensión.

En este último libro, me ha llamado especialmente la atención un personaje, Marie Curie. Ya conocía mucha de la información que contiene su capítulo, aún así, me he sentido atraído por el personaje produciéndome una gran admiración. No voy a centrarme en la vocación, inteligencia y talento supremo que debe poseer una mujer a finales del siglo XIX y principios del XX para ganar 2 premios Nobeles y convertirse en la primera en impartir clase en la universidad de la Sorbona. Esos éxitos son muy conocidos y sólo representan la punta del iceberg. Me voy a centrar en sus verdaderos logros.

Tras una actividad frenética y muy poco saludable, Marie Curie y su marido descubrieron el radio, un elemento químico con múltiples aplicaciones, sobre todo en el campo de la medicina, sus descubridores serían ricos... pero decidieron no patentarlo, consideraron que no era de su propiedad sino de la humanidad, renunciaron a una vida más lujosa, a solucionar su futuro y el de sus hijos. Si! Aunque cueste creerlo, los Curie son de la misma especie que nosotros, seres humanos, pero su altruismo nunca será lo suficientemente agradecido.

El otro gran éxito se produjo cuando estalló la 1º Guerra Mundial. Marie Curie, ya viuda, decidió ser útil en tal inmensa contienda. Cogió a su hija mayor y se fueron a los campos de batalla a aplicar sus descubrimientos y conocimiento en medicina. En condiciones difíciles, ejerció como enfermera, formo a otras mujeres en el uso de los rayos x, que podían ubicar balas y metrallas y diagnosticar otras lesiones, creó hospitales de campaña allí donde fue y expuso su vida y la de su hija en favor de sus pacientes. Cuando finalizó la guerra no se la condecoró, ni nadie se lo reconoció... pero lo mejor de todo es que no lo necesitó. La falta de ego era sustituida por una gran conciencia, por la calma que proporciona haber hecho lo correcto, haber actuado bien, sin necesidad de recibir nada a cambio. No queda nadie así...

Este tipo de personajes te reconcilian con la humanidad, sobre todo en estos tiempos, donde estamos sedientos de verdaderos héroes, ejemplos a seguir.

Una vez, extenuada por el cansancio del exceso de trabajo de la alta exposición a la radioactividad dijo:
"La vida no es fácil, para ninguno de nosotros. Pero… ¡qué importa! Hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en uno mismo."

domingo, 3 de agosto de 2014

Medalla de Luz


En estos tiempos que vivimos, donde el mundo está patas arriba y los telediarios nos inundan con guerras, muertes y luchas motivadas por el territorio, la raza o la condición religiosa, nunca viene mal conocer historias reales que sirven de ejemplo para intentar reconducir a esta a loca sociedad.

Hace poco, pude escuchar esta maravillosa historia acontecida en un marco siniestro. En el año 1936, Alemania celebró los juegos olímpicos, una oportunidad única para el régimen nazi de mostrar al mundo la supremacía aria. Lo cierto es, que en parte lo consiguieron, ya que lideraron el medallero por primera y última vez. Sin embargo, entre tanta explosión de soberbia alrededor de la esvástica, surgió un incómodo protagonista.

Jessy Owens, un atleta estadounidense de origen afroamericano, triunfó en aquellos juegos, llevándose 4 medallas de oro. La más significativa, y por la cual escribo este post, fue la de salto de longitud. Se enfrentaba al ídolo alemán, un atleta que representaba a la perfección el ideal de la raza aria, se llama Luz Long.
Su primer encuentro fue en la clasificación para acceder a la final. Long, iba claramente en cabeza, dando sensaciones de triunfo seguro. Máxime cuando Jesse Owens, su mayor rival, había hecho dos nulos, muy dudosos, y estaba sólo a uno de la expulsión.
En ese momento, se produjo el gesto que pasó a la historia. El atleta alemán, seguramente con una actitud que hubiera sido rechazada por la mayoría de los ahí presentes, le aconsejo al afroamericano que no tenía que intentar batir el récord mundial en cada salto. En vez de eso, debía concentrarse en pasar la eliminatoria saltando varios centímetros por detrás de la tabla para que no le señalasen otro nulo. Owens le hizo caso y saltó a casi 20 centímetros de la zona de batida y se metió en la final.
Ahí la pelea entre los dos talentos fue brillante. El alemán hizo un salto de 7,87 metros, parecía tener el triunfo en su mano, pero en el último intento Owens alcanzó los 8,06 metros, consiguiendo la medalla de oro y un récord olímpico que duró 24 años. Fue el consejo desinteresado del alemán, lo que permitió que la fiesta aria no fuese completa.
Por supuesto, fue Luz Long el primero en felicitar a Jesse Owens protagonizando un brazo mítico y muy deportivo que no sentó nada bien a la Alemania nazi del momento, por lo que fue repudiado en su propio país pese a haber logrado un fantástico resultado.

Se forjó un profunda amistad, pero cuando estalló la 2ª Guerra Mundial, Luz Long fue obligado a combatir, pese a que los deportistas de elite contaban con el privilegio de no tener que ir al frente. Quién sabe si no fue como castigo por la deportividad y solidaridad mostrada con Owens. Falleció en combate en 1943.
Jesse Owens, se desplazó a Alemania para conocer a la familia de su amigo, con quien había mantenido el contacto desde aquella mítica final y pronunció aquella célebre frase, “se podrían fundir todas las medallas y copas que gané, y no valdrían nada frente a la amistad de 24 quilates que hice con Long en aquel momento”.

El escritor italiano Alberto Moravia dijo que, "La amistad es más difícil y más rara que el amor. Por eso, hay que salvarla como sea".

Tomen ejemplo...

miércoles, 16 de julio de 2014

My place is at the top. Trolltunga



Leí hace poco una anécdota donde el famoso alpinista Mallory conversaba con un periodista. Este montañero, que desapareció tras tres intentos de conquista del Everest, aceptó la pregunta de su entrevistador, quien no comprendía qué motivaciones podían llevar a Mallory a arriesgar su vida y padecer penalidades por alcanzar simplemente una cumbre, (principios del siglo XX). La respuesta que recibió fue muy simple, “Porque está ahí”, la simple existencia de aquella meta bastaba.

La semana pasada, hice un fantástico viaje a Noruega. Una de las actividades que más esperaba, y a la postre, que más me gustó fue el trekking o hiking, o como se quiera llamar, a Trolltunga. Consiste en un duro recorrido de 11 kilómetros con un desnivel de unos 1300 metros, los cuales prácticamente los salvas en los primeros 3 kilómetros. Pero la meta es increíble.



Reconozco que físicamente no estaba preparado, o mejor dicho entrenado, para un camino tan duro, pero armado con unas buenas botas, conseguí con “mi equipo” alcanzar el preciado botín.


Subimos cuestas inmensas, cruzamos glaciares y atravesamos cascadas hasta llegar al conocido saliente. La tarea de ida y vuelta no duró menos de 14 horas, dejándonos agotados, pero las vistas que pudimos contemplar bien merecieron la pena. Fueron 14 horas de camino, cuestas, bajadas, dolores, pero el buen equipamiento, el gran bocata y sobre todo la buena compañía, nos permitió cumplir el objetivo.
“Porque está ahí”, el reto, fue la causa de aliento, apoyo, motivación y ayuda que nos dimos entre el “equipo Trolltunga” para lograr un más que meritorio triunfo que se materializó en vistas tan increíbles como las que publico aquí.


Cuentan que en los Alpes, hay un refugio en la alta montaña sencillo y tosco pero muy acogedor. En una de sus paredes se puede leer la frase "Donde los demás abandonan, nosotros comenzamos". En este mismo lugar, sobre la chimenea hay otra leyenda, igualmente sugerente que dice “My place is at the top”.

martes, 6 de mayo de 2014

Seamos deportivos!


Siempre me he sentido muy tentado a escribir sobre este tema y desahogar mi grito interior que pretende ensalzar la actividad deportiva no sólo como un juego saludable, sino también como una paradoja de la vida por la que caminamos día tras día.
Y es ahora, en los días en que puedo verme obligado a poner punto y final a 20 años de trotes, cuando recuerdo con melancolía todo lo que me ha aportado el deporte en general y el juego en equipo en particular:
  • Compañerismo: En el deporte, como en el resto de actividades de nuestra vida, estar bien rodeado permite mejorar tu rendimiento, trabajar como un “todo” y conseguir tus objetivos y metas. He experimentado el compartir vestuario con grupos unidos y con grupos fraccionados, e independientemente del talento, que en ambos lo hubo, la diferencia a la hora de conseguir resultados es incuestionable.
  • Respeto: Hacia tus rivales, (nunca enemigos), hacia el árbitro o juez y por último hacia tus propios compañeros. Reconozco que no es exactamente esto lo que enseñan padres, entrenadores y espectadores en los miles de campos alrededor de España. No siempre hay buen ejemplo, pero la posibilidad de poder ver un comportamiento incorrecto e irrespetuoso también puede hacer pensar al individuo sobre como contrarrestarlo.
  • Sacrificio: En un equipo y en el día a día, en ocasiones tienes que hacer una labor desagradecida, poco reconocida, invisible para la mayoría. Son aquellas acciones indispensables, necesarias e importantes, pero poco vistosas. Sabes que nadie te lo agradecerá, pero da igual, tu participación, y el resultado de la misma, son vitales para tu equipo, ya sea deportivo, laboral o sentimental. El trabajo en grupo exige entender esto, da igual que sea en un campo de fútbol, en un despacho de oficina o en el escenario de una cita.
  • Aprender a perder: Lo más divertido e interesante que hay en esta vida es disfrutar de la emoción de no saber el resultado, arriesgar sabiendo que puedes fallar y por tanto perder, así es el deporte y así es la vida. A todos nos ha tocado perder alguna vez y nos seguirá tocando. Pero lo que hay que aprender es a saber llevarlo con deportividad, entereza, dignidad e interiorizar la lección que hemos recibido. Sin todo esto, no sólo habremos perdido una “batalla”, también habremos perdido una oportunidad para aprender.
  • Y saber ganar: Aunque pueda parecer fácil, no lo es, a veces es más difícil que perder. La vanidad, el rencor, la sed de venganza y la soberbia empequeñecen nuestro éxito y nos impiden mejorar incluso en el triunfo. El deporte te enseña a controlar tu arrogancia y potencia el auto control para enseñarnos la importancia vital de la humildad en nuestros “minutos de gloria”.
Un tan Nelson Mandela dijo una vez que “el deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas… Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar barreras raciales.” Su selección de rugby ganó la copa del mundo en 1995 cuando nadie esperaba que pasase de primera ronda. El deporte unió a su país y dio una lección al mundo.

lunes, 27 de enero de 2014

Carlomagno: Divide y fallarás. Lección antiseparatista



Para los que somos informáticos, o para aquellos que de una forma u otra han estudiado programación, hemos tenido que aprender o sufrir diferentes estrategias dentro de la metodología que engloba esta rama de la informática. Una de esas es la que hace referencia la mítica frase “divide y vencerás”, usada por primera vez en la época del Imperio romano. Hoy en día, me atrevo a afirmar, que esta sentencia sólo se cumple cuando compilas en lenguaje C. Y si no, que se lo digan a Alejandro Magno, Mahoma, los reyes merovingios o el emperador al que le dedico este post, Carlomagno. Magníficos imperios fragmentados por una errónea política hereditaria basada en el concepto patrimonial.

Cuando se cumplen 1200 años del fallecimiento de Carlomagno, es de justicia homenajear al emperador franco, que unificó una gran extensión europea bajo su puño de hierro.
En un análisis profundo, se puede advertir algunos de los numerosos problemas que planteó el gobierno de un territorio basto, con vestigios del caduco Imperio Romano. Pero hay que centrarse en la idea principal que significó aquella realidad. Unificación.

La Unión Europea nació bajo la base de unos países que compartían raíces históricas, religión, cultura etc. Esta gran empresa, es una quimera que lleva pretendiéndose desde que Carlomagno quiso imponer una legislación, una religión y una estructura territorial. Desde hace más de un milenio, muchos han sido los emperadores que han buscado por la fuerza, dominar el viejo continente, desde Otón hasta Napoleón, pasando por los Austrias españoles, pero ha sido durante el siglo XX, y potenciado en el XXI, cuando esta unión se ha conseguido de forma pacífica.

Atrás quedan muchas guerras, luchas fratricidas, invasiones, penurias... todo ello formando una indispensable lección sobre qué pasos se deben dar y cuales no. Por eso, choca mucho, que en esta nueva era basada en la unificación de pueblos, en un vínculo entre personas con misma cultura, costumbres y religión, surjan iluminados que abogan por una ideología separatista y fragmentada bajo interpretaciones chistosas de la Historia. Carece de sentido, ir contracorriente justo ahora, que se está avanzando tanto en la política europea.

Basado en la creencia que la unión hace la fuerza, y contrario al principio de Julio Cesar, (que en su momento tuvo sentido), quiero acabar con la frase que dijo uno de los padres de la Europa actual, Jean Monnet:

"No coaligamos Estados, unimos hombres"

martes, 21 de enero de 2014

2014: Efeméride


“La historia es la novela de los hechos, y la novela es la historia de los sentimientos.” Claude Adrien Helvétius

A los que nos apasiona la Historia Mundial, sus anécdotas, análisis y consecuencias, estamos de suerte con el año que acaba de empezar. No descubro nada si reconozco mi alto interés en esta ciencia y en las efemérides de los momentos más relevantes. Durante todo este año, da la casualidad que se producirán muchos aniversarios, (números redondos), de gran interés.
Entre ellos se encuentran algunos tan importantes como el 75º aniversario del fin de la guerra civil española, los 300 años del... invento de Cataluña o un importantísimo y antiquísimo evento que se cumplirá en muy pocos días... para todos ellos, y para otros más me comprometo a dedicar unas letras sobre curiosidades y opinión personal, pero en este post quiero destacar dos que me resultan tan apasionantes como fundamentales.

Primero la conmemoración del 25 aniversario de la Caída del muro de Berlin, un hecho que significa el fin de una era y que arriesgo a apostar que será estudiado por nuestros nietos como el cambio de Edad, tal y como fue la Revolución Francesa o el descubrimiento de América.

Pero el que verdaderamente despierta todo mi interés, hasta punto un poco fanático, es el centenario que se celebrará este año. Voy a huir del topicazo que explica la necesidad de conocer la Historia para no repetir errores. Pero si que opino, que necesitamos aprender de donde venimos, para entender lo que somos y comprender a donde nos dirigimos. Hace 100 años, el mundo se paró, para enfrentarse en la llamada Gran Guerra, (Primera Guerra Mundial), una contienda sin precedentes que marcó un antes y un después en el mapa político y demográfico del mundo, en general, y de Europa en particular. Durante los próximos meses, viviremos una inundación de estudios, libros, documentales y publicaciones que nos ilustrarán un poco más sobre lo que ocurrió aquellos años. En el post de La caída de los gigantes, en el que hago referencia al libro de Ken Follett, comento algunas circunstancias que esta novela me ha enseñado sobre este suceso.

Sin embargo, mi pasión por este periodo se fundamente en una pregunta muy sencilla, ¿por qué? A día de hoy, no existe una conclusión unánime entre los historiadores que explique el estallido de aquel desastre humanitario. Hay teorías y corrientes ideales, pero no existe una razón sencilla y clara, o al menos que razone, las causas y motivos que empujaron a dos bandos, con los mismos valores, los de la civilización occidental, y que profesaban la misma religión, la cristiana, a enfrentarse en una encarnizada guerra que se cobró millones de vidas.

Comprenderlo mejor, puede ayudarnos hoy a conocernos mejor a nosotros mismos, entender nuestros errores y mejorar nuestros comportamientos.

Una vez dijo Winston Churchill que "la guerra es una invención de la mente humana; y la mente humana también puede inventar la paz."

miércoles, 1 de enero de 2014

Bluetooth, el gran rey nórdico y el Pollo Desconocido


A quien se le ocurre tener dos hijos, a uno ponerle de nombre Carlos y al otro Carloman. El destino quiso que uno falleciera y el otro pasara a ser el histórico Carlomagno... pero no, no fue Carloman, el afortunado fue Carlos. De otra manera, hubiera sido Carlomanmagno, nombre mucho menos glamuroso. A veces el destino sabe lo que hace. De todos modos, este enredo nominal de esta pareja de hermanos, no debería de extrañarnos, siendo hijos de quien eran... Pipino “el breve”.

Aunque ya he escrito sobre otras curiosidades históricas como la vida de Lincoln, en este post, citaré tres anécdotas desde un tono más divertido y a veces surrealista:

Empezando por el dramaturgo Esquilo del siglo V a.C. , quien vivió atemorizado por la predicción que le hizo el Oráculo de Delfos, “morirás aplastado por una casa”. Prudentemente, se fue a vivir fuera de la ciudad, para evitar edificios amenazantes, sin embargo, la mala suerte quiso que un quebrantahuesos planeara con una tortuga entre sus garras, buscando una roca contra la que soltar la tortuga y poder darse un festín al romper el caparazón. Este quebrantahuesos no debía ser un lince, visualmente hablando, y confundió la cabeza de Esquilo con una roca. La tortuga y su caparazón-casa cayeron contra dicha cabeza, burlándose del destino del pobre Esquilo.

El “potente ejército” que la marina estadounidenses mandó a la guerra del golfo de 1991 estaba compuesto por un batallón de élite... 43 gallinas. Al parecer, las aves son más sensibles que los seres humanos a las armas químicas y biológicas, así que, si enfermaban súbitamente, los soldados sabrían que tenían que ponerse las máscaras de gas. La desgracia se cebó con este pelotón y todas las gallinas, excepto dos, perecieron nada más llegar a Kuwait, sin que se conocieran las causas. Las 41 aves fueron enterradas con todos los honores, al lado del cuartel, con lápidas de madera en sus tumbas, sin que los marines olvidasen dedicar una al "Pollo Desconocido".

No puedo acabar el post sin hacer referencia al título elegido. Harald Blatand tiene una curiosa anécdota que justifica el uso de su apellido, traducido como Bluetooth, en la tecnología actual. Rey Danés del siglo X, y del pueblo noruego también, una vez recibió la visita de un monje germano que tenía la misión de convencerle de la existencia de un único Dios cristiano. El rey nórdico, que desconfiaba, le retó, desafiándole a tocar con la mano un hierro al rojo vivo. Si era verdad la existencia de un único Dios, Éste le protegería. Milagrosamente el monje no sufrió daño alguno y Harald, maravillado, se convirtió al cristianismo. Su perseverancia, insistencia y capacidad de diálogo, hizo que convirtiera al cristianismo a su pueblo danés. Este don de comunicación que demostró el rey Bluetooth, inspiró a la compañía Ericssoon para poner su nombre a la tecnología que inventaron.

“A veces una broma, una anécdota, un momento insignificante, nos pintan mejor a un hombre ilustre, que las mayores proezas o las batallas más sangrientas.” Plutarco